dimecres, 5 d’agost del 2015

Lombok y Gili islands

Actualización 19 de marzo 2016:

Ya he transferido completamente éste blog a mi nuevo blog www.cintiasloveinaction.com

He puesto mucha energía en él y me encantaría veros por allí.
Os espero con los brazos abiertos!

Cintia


LOMBOK

Después de nuestra visita a la bella Bali saltamos de isla para adentrarnos en una realidad totalmente diferente. Pese a la corta distancia que separan Bali de Lombok, unos 25 km, parece que nada tienen que ver una con la otra culturalmente hablando, al menos esa fue mi sensación.
Veníamos de la alegre, colorida, festiva y radiante Bali y llegar a Lombok fue como un pequeño bajón de energía. Echaba de menos los templos con sus ofrendas, las flores, las alegres estatuas y mini templos en las entradas de las casas, los inciensos, las vestimentas coloridas de la gente, la magia en el ambiente. Lombok, con su cultura musulmana, es muy distinta de la hinduista – animista Bali.


El paisaje empezó a ser substituido por mezquitas, mujeres con pañuelos en la cabeza y hombres musulmanes con sus vestimentas típicas también. Digamos que allí todo era más “común”, a diferencia de la siempre excepcional Bali. Algo en el ambiente cambió por completo y la verdad es que una parte de mí deseaba regresar a Bali. Esa fue mi experiencia y mi modo de sentir en ése momento determinado... pero no tiene porqué ser la única y de hecho no lo es. Conocí un viajero que me contaba que le gustaba más Lombok que Bali... así que para gustos, colores! Lo que tengo claro es que en todos los lugares hay algo excepcional, y en Lombok también lo hay.

Lombok también tiene también infinidad de bonitas playas, y un paisaje natural exuberante plagado de cocoteros, plataneros y palmeras. Cada isla de Indonesia tiene sus diferencias y particularidades...la clave está en sumergirse en ellas!


Ramadán y experiencias con gente local

Del 18 de junio al 17 de julio fue el Ramadán para los musulmanes. Lombok, de cultura mayoritariamente musulmana, también lo celebra y eso supone que la vida allí se centra única y exclusivamente en ello. El Ramadán es un mes en el cuál los musulmanes ayunan, es decir, no pueden comer ni beber (además de fumar, mantener relaciones sexuales, y otro tipo de restricciones) como mínimo entre las horas entre la salida y la puesta del sol.


Para los musulmanes éstos días de ayuno (“fasting” en inglés) son muy importantes y lo celebran con mucha fe y devoción.  Al coincidir en pleno verano, y con el calor que hace, eso les lleva a “recogerse” bastante, y dado que ellos no comen, muchas tiendas, restaurantes y locales cierran también. Para nosotros los turistas a veces era una aventura encontrar un restaurante abierto para comer! Así que si decidís viajar a cualquier país musulmán durante el Ramadán, debéis tenerlo en cuenta.

Vivir la experiencia del Ramadán en un lugar tan musulmán me ha aportado muchas experiencias. Algunas no demasiado positivas (que ya hablaré de ello en otro post dedicado especialmente a las religiones) pero otras también muy positivas. Al fin y al cabo las personas son almas, y hay infinidad de almas buenas y nobles en el camino, sean de donde sean, vengan de donde vengan,  procesen la religión que procesen…

Recuerdo con especial cariño, el primer día que era Ramadán y no había  manera de encontrar un restaurante abierto donde comer. Con una calor que te derretías, y no había manera! Además, nos encontrábamos con la dificultad del idioma… aquello eran pequeños pueblos de gente local que no hablan inglés, y entenderse era tremendamente complicado.

Nosotros sólo decíamos “Warung! Warung!” (que significa“Restaurante” en indonesio…) y ellos hacían que no con la cabeza. Finalmente tuvimos suerte de encontrar un chico joven que andaba allí tendido en una de esas casetas típicas de estructura de madera y tejado de coco, que por suerte hablaba inglés. Muy amablemente nos ofreció comer en su casa, la deliciosa comida que su madre estaba preparando. Nos metió en medio de un poblado super auténtico, donde los pollos y las gallinas andan sueltas, donde la abuela con sus mil arrugas yace dejando pasar las horas, donde los niños andan descalzos y no hay mucho por hacer. La madre, que ya estaba preparando la comida para comerla después de la puesta del sol nos ofreció una comida típica indonesia deliciosa servida en la más simple y humilde cubertería.


El chaval nos contaba las penúrias que pasaban para subsistir, y cómo él, con tan solo 16 años se hacía cargo de la madre, pues el padre ya no vivía con ellos en casa. Comimos, charlamos, reímos, compartimos, tomamos el té, les dimos una buena propina en señal de agradecimiento por tanta amabilidad y nos fuimos… Ése día fue de esos días en los que te das cuenta que las almas son iguales, y ni el idioma, ni la raza, ni la religión puede marcar ninguna diferencia…

Senggigi

Esta localidad no tiene nada en especial a nivel de atractivos turísticos, pero siguiendo la costa puedes explorar muchas de sus bonitas playas con imágenes idílicas entre cocoteros y acantilados. Senggigi es un lugar bastante enfocado al turismo también, así que allí encontrarás muchos restaurantes de todo tipo y  desde allí puedes contratar muchos de los tours que se ofrecen en la isla, aunque también está bien porque hay más “vidilla” que en otros pueblos más solitarios y pequeños.

Como alojamiento en Senggigi recomiendo “Raja’s bungalows”, un hotel precioso con apenas 6 o7 habitaciones que dan a un jardín bellísimo y exuberante. Precio por noche: 200.000 IDR (unos 13 euros) Para lo que encontramos en la zona, está muy bien! Todo era o demasiado caro, o demasiado lúgubre. Desayunar en el balcón, con esas vistas, era una maravilla!

Kuta

Éste pueblo de Lombok, recibe el mismo nombre que Kuta de Bali, pero son muy diferentes. Kuta Lombok es un lugar mucho más pequeño, menos edificado  y surfero por excelencia. Está plagado de hoteles, restaurantes y tiendas pero aún así sigue siendo un lugar bastante auténtico. La playa de Kuta no es la mejor para bañarse por el oleaje, pero apenas a 4 o 5 km hay una playa paradisíaca “Tanjung Aan”, de arena blanca y agua color turquesa. Si váis, es de visita obligada!


Esa fue sin duda una de las mejores playas de Indonesia en la que me he bañado, tan sólo tiene un pequeño “defecto”. Sobre las 2 p.m., cuando baja la marea, el agua se va! (Al menos cuando estuvimos nosotros durante el mes de junio). Hay agua, pero se ha desplazado bastantes metros adentro… super divertido!

Mataram

Es una ciudad del interior que en sí tampoco tiene ningún atractivo turístico, pero es muy útil si lo que necesitas es la Oficina de Imigración para extender tu visado, una oficina de correos, comercios, un alojamiento cercano al aeropuerto y muchos otros servicios.

ISLAS GILI

Las archifamosas “Gili islands” pertenecen a la isla de Lombok y se encuentran al nord-oeste de la misma. Se puede llegar en “speed-boat” (barcos rápidos) desde Sengiggi , Bali o cogiendo una barca en el puerto de Bangsal. En Bangsal se puede correr un barco público que a precio muy económico te puede dejar en alguna de las Gili (unos 9000 IDR, 65 ct de euro aprox). En cambio, las barcas privadas pueden costar 200.000 o 300000 IDR.



Son tres las islas que forman las Gili Islands: Gili Meno,Gili Air y Gili Trawangan.

Gili Meno es la más tranquila de todas, Gili Air tiene un poco más de ambiente que la primera, con más bares, fiestas y actividades para gente joven, y la Trawangan es famosa por ser la más “fiestera de todas”. Nosotros estuvimos una semana en las Gili y tan sólo visitamos Gili Meno y Gili Air, pero para lo que andábamos buscando estuvo genial.

Éstas islas son geniales pera hacer submarinismo y snorkeling gracias a sus aguas profundas y  arrecifes de coral. Nosotros preferimos playa y arena, pero para los que les gustan éstas actividades es un lugar ideal para ver tortugas, rayas, peces… y dicen que tiburones también.


A mi lo que más me gustó fue el ambiente “chill” idóneo para pasar unos días tranquilos bajo una hamaca en la arena de la playa o tomar un refresco o comer en cualquiera de sus infinitos restaurantes a pie de playa donde te sirven la comida en casetas hechas de madera y coco… muy tropical!



Otra cosa que me gustó es que las islas son muy pequeñas (Gili Air y Gili Meno tienen apenas 2 km de largada) y se puede dar la vuelta a la isla en menos de 2 horas. Y otro aspecto que las hace especiales a todas ellas es la ausencia de vehículos a  motor, lo cuál da un ambiente mucho más auténtico y relajado, más isleño.

Para desplazarse por las islas lo más común es hacerlo caminando, alquilando una bicicleta o en carros tirados por caballos.

La gente nos pareció encantadora y la verdad es que pasamos unos días muy agradables allí, disfrutando de buena comida, dándonos largos baños en el mar… y sobretodo… disfrutando de increíbles puestas de sol!



Un poco de decepción

Aunque en global la experiencia por las Gili estuvo muy bien también debo decir que lo que me encontré fue mucho menos de lo que me esperaba. Me imaginaba el agua mucho más limpia y transparente, y las playas de arena blanca tal como había leído en varios sitios. Algún rincón era un poco más especial pero en general la calidad de las playas era muy normal, en algunas partes más fiesteras diría que incluso desagradables. Por ejemplo, la playa de Kuta en Lombok me pareció mucho mejor que cualquiera de las playas en Gili.

Tengo la sensación que la fama que éstas islas han ganado es el legado de lo que fueron hace unas décadas… pero el aumento del turismo año tras años hace evidente sus consecuencias. Han ido creciendo considerablemente el número de hoteles y resorts, con lo cuál la superficie no-urbanizada de las islas se va reduciendo…

Otra cosa que me supo muy mal es la cantidad de basura que había en muchos rincones de la isla y en las playas. La mayor parte de esa basura viene de mar adentro y llega hasta la costa, lo cuál pone en evidencia la inconsciencia del ser humano que sigue sin dar valor a nuestra Madre Naturaleza y sigue arrojando residuos sin ser conscientes del impacto medioambiental que ello produce.



Las tortugas, grandes afectadas

Una de las mayores afectadas por toda esa basura que se arroja al mar son las tortugas. En las Gili la población de tortugas está reduciéndose considerablemente debido a la polución, y a los plásticos que se lanzan al agua y hace que muchas queden atrapadas o coman plástico y mueran. Son muchas las iniciativas que se están llevando a cabo para paliar éste problema con las tortugas en las Gili y otros problemas de tipo medioambiental, como por ejemplo un generoso matrimonio que de voluntad propia cuida de las tortugas que llegan a la costa, las alimenta, las cura… y después de un tiempo de rehabilitación las devuelve al mar. También cogen los huevos de tortuga que encuentran y los cuidan hasta que las tortugas nacen y se hacen fuertes.



Reflexiones de una viajera

Observando ésta realidad me doy cuenta en qué estado de decadencia ha entrado el ser humano como especie. Las Gili son sólo otro ejemplo más de lugares maravillosos, fascinantes, únicos, bellos… que por la presencia humana acaban deteriorándose y perdiendo su pureza y autenticidad originales. El agua pierde su transparencia, la arena se vuelve sucia por la presencia de botellas, latas, tetrabriks, cartones y todo de residuos… y mientras ésta realidad nos amenaza, a unos metros más allá, hay mucha gente “dormida” que no puede abrir los ojos ante semejante realidad.


Y no me refiero sólo a turistas, sino también a la actitud de muchas personas locales que no saben dar valor a lo que tienen. Tristemente, Indonesia es uno de los países en los que he visto una actitud más inconsciente con respecto a medio ambiente. No digo que sea echo a conciencia o con maldad, hablo tan sólo de cultura, de educación. Tal vez no han sido educados, y muy probablemente no son conscientes del valor que tiene lanzar una botella de plástico al mar.

He visto muchas personas arrojar objetos a Nuestra Madre naturaleza, pero también lo hacen en la puerta de sus casas… No pretendo extenderme más con el tema medioambiental. Esto tampoco es una crítica para nadie en especial. Simplemente es una llamada a todas las almas que habitamos el planeta Tierra para que demos más valor a lo que tenemos, y poquito a poco “nos lo vamos cargando”…

Deseo de todo corazón que las Gili sean valoradas como unas islas “paradisíacas” donde puedes pasar unas vacaciones de maravilla, pero que a la vez sean cuidadas y respetadas como se merecen. Aun así debo decir que conservan algo muy auténtico, y pese a todo, siguen siendo un lugar ideal donde perderse por unos días… o semanas!

Con amor,

Cintia

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