dijous, 28 de maig del 2015

Aterrizo en la bella Myanmar: descubriendo sus encantos

Actualización 19 de marzo 2016:

Ya he transferido completamente éste blog a mi nuevo blog www.cintiasloveinaction.com

He puesto mucha energía en él y me encantaría veros por allí.
Os espero con los brazos abiertos!

Cintia


Como puede ser el mundo tan bello? De donde nace tanta belleza? Cómo puede ser el planeta Tierra un lugar tan fascinante, un museo natural de reliquias y perlas tan increíble? Cuanto más viajo más me enamoro de nuestra Madre Tierra, más valoro el milagro de la Gran Creación y más me doy cuenta de la gran responsabilidad que tenemos todos de cuidarla. Me declaro una infinita enamorada de ella!

Querid@s amigos, mi viaje sigue y ésta vez os invito a viajar conmigo en las profundidades de éste bello país en el cual me encuentro ahora, Myanmar. Las dificultades de conexión a Internet me han dificultado ir publicando entradas, pero tengo mucho que contaros!

Llegué llena de ilusiones y esperanzas. Hacía muchos años que tenía ganas de venir a éste país único en Asia que, aún ahora, derrocha autenticidad. Myanmar es Myanmar. Ni India, ni Sri Lanka, ni Nepal, ni Tailandia… por sus orígenes asiáticos sin duda alguna comparten muchas de sus costumbres, pero hay algo que la hace única y especial, por eso es un destino que no deja nunca indiferente al viajero.

Un toque muy auténtico

Cada país tiene su toque, sus particularidades que le distinguen de los demás, su manera de entender e irradiar belleza. Haciendo memoria de los últimos y más recientes viajes que he realizado, por ejemplo Sri Lanka la definiría como una belleza exuberante, India como una belleza mística, Tailandia como una belleza exótica y Myanmar como una belleza simple y calmada.

En éste país parece que el tiempo se haya detenido y el tiempo corra más despacio. Aquí, a excepción de Yangón, la capital, no se tiene la sensación de aglomeración, ruido y masificación como en la mayoría de ciudades asiáticas donde el ruido de las bocinas y el ajetreo de sus gentes pueden colapsar bastante tu sistema… Myanmar te ofrece la posibilidad de viajar a ritmo de bicicleta, barcas y camionetas. Te ofrece la posibilidad de adentrarte en pueblos y ciudades llenos de arena y polvo en las calles recordándote que la vida de la calle sigue como antaño en muchos lugares aún.


Myanmar es un país aun rural, por eso es tan auténtico y puro, y por eso sus gentes son tan amables y hospitalarias. Si algo me ha llamado la atención aquí ha sido precisamente su gente… personas con una simpatía y cordialidad desorbitada, siempre con una sonrisa en la boca, siempre con un gesto de deferencia y acogida. Siempre con un radiante “mengalaba!” (hola! En birmano). Yo siempre me pregunto… y son siempre así? Pues sí… lo son! Nacieron con una gracia especial, y es el de ser infinitamente amables con la gente. Yo no he estado aún en Nepal, pero también he sentido que allí la gente es así… durante mi experiencia en viajes, de lo que es hasta ahora, los birmanos se llevan la medalla a la simpatía y hospitalidad.

Sociedad emergente que conserva su pureza

Definiría su gente como unas personas  muy puras y amables, honestas, abiertas de corazón, aun no corrompidas por el sistema capitalista occidentalizado. Aún no han sido contagiados por “la fiebre del dólar” pese a que claramente se ve un país en expansión y probablemente en unos años el panorama será algo distinto.

Pese a que aquí también ha llegado el fenómeno de los móviles Samsung y se ve a los jóvenes bastante abiertos en temas de moda, música y otros aspectos “occidentales”, se ve muy claramente que el país está muy subdesarrollado. La mayoría de la población vive del campo y mucha de sus gentes viven en el umbral de la pobreza. Cortes de luz, conexión a internet más que deficiente, casas de lo más humiles, dificultad de acceso a servicios básicos como sanidad o educación en muchos lugares… etc.

Conflicto político

El motivo de éste cierto estancamiento social y cierre de puertas al panorama internacional es debido a la historia política del país, un país gobernado por el control militar durante más de 40 años de forma antidemocrática, lo cual ha abierto una gran fisura en la sociedad entre el ejército y la población. Los birmanos siguen subyugados al control militar y pese a que en los últimos 4 o 5 años las cosas van cambiando lentamente, las recientes heridas aún duelen. Son muchos los atentados, ataques, encarcelamientos, asesinatos y ofensas al pueblo… pero lo admirable es que, pese a todo, no pierden la sonrisa. Nunca de los jamases.

Un viejo y tierno monje que conocí en el puente de U-bein, en Amarapura, me contaba “batallitas” de la historia reciente del país, y con tristeza y amargura en los ojos me contaba como él fue ingresado en prisión durante 5 años y todas las penurias de una vida luchando por las libertades. Después de quedarse viudo y de tanto sufrimiento se metió a monje, y lleva 12 años viviendo así, modo de vida en el cuál ha encontrado más paz interior. Pese a todo, “el caldo de cultivo” en éste país sigue latente. Me contaba que en el 2007, hace apenas 8 años, los militares mataron miles de monjes y monjas que reclamaban sus derechos pacíficamente en una huelga. Un triste pasado muy reciente que aún marca fuertemente el presente de los birmanos.

Una sociedad feliz


Algo totalmente sorprendente es que en éste país, más que en ningún otro, mucha gente me ha parado por la calle y con una inmensa sonrisa me ha preguntado: “Are you happy?” (Eres feliz?). Sin duda alguna la base budista que fundamenta la sociedad es un sostén que les ayuda a ser felices, pese a la adversidad. La filosofía de vida budista, basada en una vida humilde y haciendo el bien a otros, siendo generoso y respetuoso con el resto de personas y toda clase de seres vivos, da paz al que de verdad interioriza este modo de ser y entender la vida.

Agradables sorpresas que rompen chichés

Cuando empecé a preparar mi viaje, y mientras leía la guía, lo que queda más retratado es que es un país “controlado”, que hay zonas cerradas sin poder acceder a ellas controladas por los militares y que con el tema visados y cambios de moneda son bastante estrictos.

Lo sorprendente es que una vez aquí, las cosas son mucho más normales y cotidianas de lo que me esperaba. Me imaginaba que a cada momento me iban a ir parando policías y militares para enseñarles mi pasaporte, o que encontraría múltiples militares con rifles cargados en las carreteras… pero de eso nada! Nadie me ha parado, nadie me ha dicho nada, no he visto ningún tipo de control que me produjera ninguna inquietud, nadie me ha pedido ningún pasaporte… y es más… siempre me han regalado una sonrisa! Fueran militares, policías, o revisores de tren.

Eso me hace reflexionar una vez más que la gente en sí es noble, son los medios de comunicación y los líderes políticos que pretenden atacar al adversario los que crean fisuras en la sociedad y pretenden manchar la reputación del otro. Al menos… esa ha sido mi experiencia en todo momento.

Otro tema es que en la guía comenta que aquí los extranjeros no pueden sacar dinero de los cajeros automáticos, siendo obligado traer en dólares desde fuera todo el dinero que se tenga previsto necesitar aquí. Las cosas habrán cambiado en los últimos 2 o 3 años, pues yo pude sacar dinero con mi tarjeta de crédito sin ningún tipo de problema.

El budismo como sello del país

Si hay un país budista por excelencia, ése es Myanmar. La infinidad de pagodas y templos que hay en éste país es increíble. Mires donde mires, siempre aparece a lo lejos, o más cerca, alguna de sus infinitas pagodas doradas o algún pequeño templo con homenaje a Buda.

Viajar en bus o en tren es una de las formas de darse cuenta cuán presente está el budismo pues todo el país, pues a lo largo y ancho, está salpicado de éstas bellas doradas pagodas, lugares sagrados y templos que crean un aura especial en éste lugar.
Aun así, es un budismo que yo percibo diferente al que practican en Sri Lanka. Aquí es como más tranquilo, más “hacia adentro”. En Sri Lanka es más devoto, más patriota a nivel nacional… con banderas budistas por todos sitios, con una profunda devoción cada día de mes de luna llena (“Pooja day” como le llaman ellos) y homenajes a Buda en cada rincón… buses, taxis, coches, restaurantes,…


¿Qué ven mis ojos?

Una de las cosas que más me gusta es mirar a mi alrededor, detenerme a observar la gente, los lugares, las costumbres desde mi silla en un restaurante, mientras paseo por la calle, mirando desde la ventana del tren… y aquí comparto con vosotros algunos de mis recuerdos y notas de mi cuaderno…
  •        -Vendedores de fruta que llevan en los hombros grandes cestos de paja cargados de fruta.
  •          -Camionetas llenas de gente, todos apretados e incluso subidos en lo alto entremezclados con cestos, frutas, verduras, madera o sacos de lo que sea!
  •          -Motos y bicicletas transportando familias enteras.
  •         - Mujeres con largas cabelleras y flores de jazmín en el pelo.
  •         -  Hombres, mujeres y niños con la cara pintada de un amarillo claro. Una costumbre que atraviesa el país de arriba abajo y ellos se lo ponen como protector solar.
  •          - Monjes y monjas en moto, en camionetas, caminando con paraguas bajo el sol abrasador.
  •         -  Puestos callejeros de lo más austeros y sencillos preparando comidas y snacks deliciosos: arroz con curry, noodles, samosas, sopas de fideos…
  •          - Hombres y mujeres con “lunguis” (esa tela que les sirve de falda, vestimenta nacional a lo largo y ancho del país y también muy común en otros países asiáticos).
  •          - Triciclos destartalados que sirven como taxis, pedaleados por hombres de piel morena y gorros de paja.
  •         -  Grupos de monjes y monjas que pronto por la mañana salen todos en fila por las calles a buscar comida por las casas.
  •          Niños de piel castigada y pies descalzos que se acercan a venderte postales o refrescos.
  •          Madres y padres con bebés en brazos que al verte alegre y muy amablemente te saludan y te invitan a que hables, cojas o saludes a su pequeño bebé, como un acto de deferencia hacia ti…
  •         Personas en las aceras y márgenes de las carreteras sentadas sin hacer nada especial, conversando, fumando, riendo,…
  •          Hombres y mujeres de dientes manchados de color rojo intenso por una hoja que ellos mastican, tipo “coca”.
  •          Grupos de jóvenes que van por las calles, riendo, escuchando música en sus móviles y te saludan muy amable y respetuosamente, haciéndote sentir que conservan la inocencia pese al paso de los años.
  •          Mujeres y hombres mayores de piel arrugada pedaleando sus bicicletas, con sus caras pintadas y gorros de paja.
  •          Niños pequeños jugando en los márgenes de las carreteras medio desnudos, sin juguetes, con cualquier palo o objeto que puedan encontrarse…
  •          Bueyes, vacas, cerdos, gallinas, gallos, perros y gatos en las puertas de las casas… conservando la esencia de los pueblos, desacelerando el ritmo de vida.
  •          Puestos de noodles por todos sitios! Sin duda alguna la comida oficial del país!

Seguiré relatándoos mi viaje por Myanmar a través de mi experiencia por algunas de sus ciudades y pueblos más encantadores… Gracias por estar ahí, gracias por leerme, gracias por viajar conmigo!!

Un abrazo a todos, viajeros y no viajeros!!

Con amor,

Cintia

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