dissabte, 20 de juny del 2015

La magia de U-Bein bridge, en Amurapura

Actualización 19 de marzo 2016:

Ya he transferido completamente éste blog a mi nuevo blog www.cintiasloveinaction.com

He puesto mucha energía en él y me encantaría veros por allí.
Os espero con los brazos abiertos!

Cintia


Mi viaje a Myanmar fue sencillamente apasionante. 28 días que dieron mucho de sí y me permitieron conocer una cultura fascinante, una gente maravillosa (la más amable y acogedora de todos los países en los que he estado hasta ahora) y lugares de una belleza excepcional.

Aparte de la espectacular Bagan, un lugar que me robó literalmente el corazón fue el puente de U-Bein, en Amurapura a 11 Km de la ciudad de Mandalay.

Normalmente éste puente se visita en uno de los tours que se puede hacer desde Mandalay, el cual incluye la visita a Inwa, Saigang y a última hora de la tarde, Amurapura.

Ese puente, famoso por ser el puente de teca más largo del mundo, con 1,2 km de largada, es un puente con una magia y una energía muy especial, y se recomienda visitarlo al atardecer donde se puede ver una de las puestas de sol más bonitas que pueda haber. A mi, simplemente, me enamoró!!! Me gustó tanto que un día fui con un tour, y al día siguiente repetí la visita, buscándome un taxi privado que me llevara. Quería disfrutar y saborear más ese puente, esa magia al atardecer!

Lo que hace especial el lugar es sin duda la atmosfera tranquila de la gente paseando, un lugar donde muchas personas van al caer la tarde: parejas de enamorados, monjes, turistas, vendedores de bebidas y comida, barqueros que te ofrecen un paseo en barca por el lago mientras ves la puesta de sol…
La gran cantidad de monjes que también se veía paseando por allí daban sin lugar a dudas un toque muy especial al lugar. Esos monjes, con esas túnicas granates, aportaban una magia especial a un lugar que ya es mágico de por sí. Embellecían el paisaje y lo exaltaban.

Disfruté mucho observando la gente, conversando con ellos, integrándome en su cultura, sintiéndome parte de ellos. Y indudablemente disfruté como una enana haciendo fotos, captando instantáneas de momentos donde la belleza trasciende la realidad.


Viajer@... Si vas de visita a Mandalay, éste es un lugar que no te puedes perder!! Para mi gusto mucho más interesante que la misma ciudad de Mandalay. Ahí dejo mi aportación!

El fenómeno monje en Myanmar

Actualización 19 de marzo 2016:

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Cintia


Sin duda alguna algo que hace de Myanmar un país especial es la fuerte presencia de monjes (y monjas) dondequiera que vayas, dondequiera que estés… alegrando el paisaje, derrochando espiritualidad, marcando el sello distintivo de un país budista en estado efervescente.

Hace muy poco estuve en Sri Lanka, otro país budista por excelencia, pero el panorama en cuanto a monjes se refiere es muy diferente. Por supuesto que en Sri Lanka se ven monjes, pero no es ni en todos los lugares, ni en la misma cantidad. Myanmar es especial en ese sentido, y muy bello, por cierto.

Me hacía mucha gracia ver a los monjes vivir sus vidas cotidianas entremezclados con la gente, todo con tanta naturalidad y normalidad. Monjes montados en motocicleta, hablando con sus “peaso” teléfonos móviles, sacando sus “tablets” para hacer fotos, fumando, algunos con tatuajes en sus brazos, tomando algo en algún bar con sus amigos no-monjes… Algo muy curioso y sorprendente era ver como decenas de monjes salían a las calles, todos en fila pronto por la mañana, sobre las 4.30 a.m.cuando todavía es de noche, para ir por las casas pidiendo comida. Muchas personas estaban preparadas en las puertas de sus casas con comida preparada para dar “limonsna”. Otra cosa bastante curiosa era ver monjes mostrándose “coquetos” ante las mujeres… y todo eso me hacía preguntarme acerca de la verdadera naturaleza y el sentimiento devoto de la espiritualidad o verdadero sentir en su naturaleza con Dios.

Había cosas que no acababa de entender, o no me cuadraban en la mente de acuerdo a la idea de monje que yo tengo establecida… Un monje con tatuajes? Un monje fumando? Un monje que te dice “beautiful spanish girl” intentando coquetear contigo en el autobús? Mmmmmm… debía investigar un poco para entender un poco mejor todo ese misterio alrededor de lo que yo llamo “El fenómeno monje”.

Cuando tenía ocasión (a menudo era difícil comunicarse con ellos por cuestiones de idioma) me gustaba preguntarles que les había llevado a convertirse en monjes, hasta que punto eso era una decisión personal o un condicionamiento social, cultural o religioso, si lo suyo era “devoción” o simplemente “tradición”.

Después de hablar con varias personas entendí que el hecho de convertirse en monjes iba muy arraigado a la religión budista, tan fuertemente presente en el país. El budismo tiene diferentes tradiciones y cada país lo vive de maneras diferentes. En Myanmar está establecido que al menos dos veces en la vida los hombres deben ordenarse a monjes (una a la edad de 6-8 años y otra más en la etapa de adultos), pero digamos que hay bastante libertad para ordenarse monjes en cualquier momento de sus vidas, “probar” y si “les gusta” mantenerse así el resto de sus vidas, o si “no les gusta”, pueden dejar de serlo en el momento que ellos decidan.

Para unos padres, tener un hijo monje es algo que da muchos méritos de acuerdo a la tradición budista. Se consigue un buen karma porque se supone que un monje es un ser bueno, puro, bondadoso y eso favorece tanto a sí mismo, como a su familia y al resto de la sociedad.
Muchos padres llevan a sus hijos pequeños de a partir de 4 o 5 años a escuelas donde aprenden enseñanzas budistas, y aunque veamos por la calle “pequeños Buditas” (niños pequeños que parecen monjes), no lo son. Hasta la edad de 18 años, cuando se supone que ya son adultos y pueden decidir por sí mismos, no pueden ordenarse monjes. Por ello, es muy común ver muchos niños y adolescentes con las túnicas moradas y las cabezas rapadas, pero eso no significa que ya se hayan convertido en monjes, simplemente estudian en monasterios y viven con monjes, siguiendo el mismo estilo de vida pero sin serlo oficialmente.

Como comentaba antes, has muchos monjes que lo son desde hace muchos años, o toda una vida, pero hay muchos otros que son monjes “temporalmente”, por eso de que da méritos y trae buena suerte. Muchos hombres se meten a monjes durante una temporada en sus vidas (3 meses,  medio año, 1 año, 3 años….) por motivos personales varios y luego vuelven a su vida “normal” habiendo purificado su espíritu siguiendo una dieta vegetariana, rezando, meditando, absteniéndose de conductas sexuales y haciendo “buenas acciones”, lo cuál suponemos les lleva a ser más felices.
Un bello monje que conocí en el puente de U-Bein en Amurapura me contó que él se metió a monje hacía 12 años cuando se quedó viudo y después de haber vivido una vida de mucho sufrimiento, entre otros motivos por la represión política en la que vive el país. Monjes y monjas han sido también atacados por el control militar indiscriminadamente y muchos han muerto asesinados defendiendo sus derechos y los derechos de una sociedad civil inocente. Ese hombre encontró la paz viviendo una vida monástica y ahora sonreía.



Inle Lake, Mandalay, Bago y más de Myanmar

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Cintia


Myanmar es un país que me ha maravillado, por la belleza de sus lugares y por la belleza y simplicidad de su gente. Tal como contaba en el primer post en el que hablé de Myanmar, ése país tiene algo muy auténtico, algo que sigue imperecedero pese al paso del tiempo. Un algo que le convierte en un país que atrapa al viajero.

A continuación os recomiendo algunos de los lugares que más me impactaron:

La Shwedagon Pagoda, en Yangon

Esta increíble, enorme y majestuosa pagoda, sin duda alguna, el mayor atractivo de Yangón es un templo que deja alucinado a cualquiera. La inmensa pagoda toda bañada en oro desprende una belleza singular, y los cientos de detalles, templos, salas, Budas, estatuas, peregrinos, monjes y gente local que va de visita conforman un escenario en el cuál perderse por al menos un par de horas. Te recomiendo elijas un lugar que te llame y te sientes a meditar. La energía es increíble.































Inle Lake

Esta peculiar localidad, única en toda Myanmar desprende una atmosfera muy especial y diferente a cualquier otro lugar del país. Pescadores pescando con su técnica tan particular, casas, tiendas, mercados y jardines flotantes; templos y pagodas accesible dentro del lago solo con barcas, vendedores pescado, fruta y verdura en barcas,… y un aire tranquilo que impregna el lago, rodeado entre montañas…

Se recomienda alquilar una bicicleta y pasear por los pueblos de alrededor del lago. Si te alejas demasiado, o quieres cruzar al otro lado de lago puedes coger uno de los botes o ferries.



Mandalay

Mandalay city en sí no es una ciudad demasiado espectacular, pero como todas las ciudades tiene lugares bonitos que la hacen especial. Además de la mítica subida a la Mandalay Hill (Colina de Mandalay), la visita a un par de templos grandes y el palacio (que yo no entré)… lo que más me gustó fue la vida en la calle. Observar a su gente, los tenderetes de comida, las camionetas llenas de gente, los monjes con paraguas por la calle y en moto, la gente montando en bicicleta o bañándose en baños públicos en la calle…


En los alrededores de Mandalay hay tres lugares que se acostumbran a visitar en un tour de un día (Inwa, Sagaing y Amurapura). Sagaing no tiene nada especial aparte de otra colina que da a un templo en la cumbre con vistas a la ciudad, similar a la de Mandalay pero la subida es más corta. Inwa es un pueblo muy bonito al cuál se accede desde un lugar concreto cruzando en barca y algo muy típico es recorrerlo montando en uno de sus carruajes tirados a caballo. Y sin duda alguna, el lugar que más me encantó, me fascinó y me enamoró fue el puente de U-Bein Bridge, en Amurapura. La experiencia más fascinante en ése lugar es ir allí a ver la puesta de sol y deleitarte con la gente que se cruza a tu paso y los monjes que colorean el escenario con sus túnicas granates… Pero de éste mítico puente hablaré más detenidamente en otro post.




Bago

Bago es una pequeña localidad a dos horas en tren de Yangón. Bago es un lugar que enamora, por su simpleza, por la calidez sin igual de su gente. Aparte de varios templos preciosos, un enorme Buda reclinado más largo que el Wat Pho de Bangkok (Buda Swhwethalyaung) y algunos otros lugares de interés como puede ser un monasterio donde se puede ir de visita y ayudar a servir la comida de los monjes, éste pequeño tiene algo especial.



Caminar por sus calles me daba la sensación de retroceder en el tiempo… gente sentada en las puertas de las casas, grupos de gente local tranquilamente charlando, niños jugando felizmente en la calle, alegres vendedores  que te saludaban con un alegría desmesurada… sin duda alguna guardo un muy grato recuerdo de Bago!

Bagan

Este mítico lugar de Myanmar enamora a cualquiera. Hay tanto por ver, y tanto por compartir que de él he escrito un post compartiendo mi experiencia más en profundidad.

dijous, 18 de juny del 2015

Bagan, la perla de Myanmar

Actualización 19 de marzo 2016:

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Cintia


Cuando viajamos todos tenemos un cliché en la mente del lugar que vamos a viajar. Si vas a París, seguramente tendrás en tu mente gravada la imagen de la Torre Eiffel; si vas a Egipto, andarás en busca de las preciadas y famosas pirámides; o si vas a Perú, no querrás perderte la maravilla del mundo del Machu Picchu.

Cuando decidí viajar a Myanmar, la imagen que bailaba todo el rato por mi cabeza era la de Bagán, con esa multitud de stupas salpicadas haciendo de ése lugar, un lugar único en el mundo. Y sin duda alguna puedo decir que la visita no me decepcionó… es más, me fascinó!

Con decir que en principio iba con la idea de estar 2 o 3 días y al final me quedé una semana… con eso lo digo todo. Aun recuerdo la ilusión con la que me levantaba cada mañana a las 4.30 dispuesta a ver el amanecer desde alguno de sus templos más famosos, la alegría con la que salía del hotel con mi e-bike (bicicleta eléctrica), cámara de fotos en mano, mapa y botella de agua… dispuesta a comerme el mundo!

Y es que Bagan requiere de su tiempo si quieres verla con detenimiento y sin prisas, si quieres disfrutar de sus templos y pagodas sin pensar en el reloj. Pretender verlo todo diría que es casi imposible, pero con días y paciencia puedes conseguirlo. Casi 4000 templos repartidos en una zona arqueológica que abarca 41m2 dan para mucho. Bagan fue una grandiosa ciudad en una llanura del centro de Myanmar encargada de construir por sus reyes entre los siglos XI y XIII. Pese al paso del tiempo, múltiples terremotos e invasiones varias éste lugar aún conserva su esencia y está lejos de calificarse como ruinas… sin duda alguna sigue derrochando magia!!

Es alucinante el espectáculo de templos y pagodas doradas repartidas por toda a llanura, mires donde mires. Es difícil no pararse en cualquiera de sus templos, sean grandes o pequeños, mientras pasas por delante con tu bici o moto, pues siempre hay algo que te llama la atención y te obliga a parar.

Información práctica

  • La entrada al recinto que conforma Bagan cuesta 20 euros, válida hasta 5 días.
  • Hay tres zonas principales: la Antigua Bagan, la Nueva Bagan y Nnya-U. En la Antigua Bagan básicamente se encuentran templos y lugares de interés turístico pues pertenece a la antigua ciudad, lo que sería el interior de la muralla. La Nueva Bagan alberga los alojamientos de medio y alto presupuesto y más templos. Y Nnya-U está tocando a la antigua Bagan y es la localidad donde se encuentran la mayoría de alojamientos económicos para mochileros así como también algunos templos y stupas.
  • Para ver la salida y la puesta de sol vale la pena informarse de los mejores templos, que acostumbran a ser los que tienen un poco más de altura para ver la llanura.
  • No siempre se ve un amanecer o atardecer “de película”. A veces, dependiendo del día o de la temporada, el cielo está más nublado (como me pasó a mi) y no fue fácil poder ver una buena puesta de sol, lo cuál requirió hacer varios intentos y varios madrugones. Lo digo porque si vas con los días justos y de verdad quieres verlo, no lo dejes para el último momento, porque puede que te pierdas tan fascinante espectáculo.
  • Hay una Torre que es el lugar más alto desde donde se puede ver una magnífica panorámica de Bagan. La entrada cuesta 5 euros (unos 5000 kyats) pero vale la pena.

Que recuerdos me llevo?

  • El color de la tierra roja seca atizando la llanura por la escasez de lluvias en ésta temporada.
  • El sol abrasador de más de 45º abrasándote la piel (mediados de mayo), haciendo que bebas litros y litros de agua sin parar.

Con Cristina y Miguel, una pareja de Madrid encantadora
  • Los momentos de perderme con la bici entre caminos de arena que me llevan a perlas de historia.
  • Buscar en el mapa mi próximo destino.
  • Admirar la infinitud y diversidad de templos y pagodas de diferentes formas, colores y tamaños que sobreviven al paso de los años.

  • Disfrutar de multitud de templos remotos yo sola, donde no había nadie… todo el templo para mi… yo con Buda!
  • Ver pasar los coches de caballos, cuál medios de transporte para turistas… transportándote al instante a la Andalucía de toda la vida, o a la feria de Sevilla!

  • Mirar la árida tierra y el horizonte perdido, donde aparentemente no hay nada, y sentir que de repente te sale alguien de detrás de un árbol… un niño diciéndote “hello!”… tu… que aún no ves nada, miras a tu alrededor. De repente aparecen 2 o 3 niños pequeños y canijos, con la cara medio sucia, ofreciéndote postales o pinturas para vender.

  • La sonrisa eterna e infinita de la gente de aquí que me han robado literalmente el corazón. Los “ming-guh-la-ba!” (mangalaba) que significa “hola!” en birmano a cada uno que pasaba…
  • Y como no, los amaneceres y puestas de sol!


Feliz, contenta y satisfecha dije adiós a ésta perla del mundo… dando gracias a la vida por haberme llevado hasta allí y dejarme disfrutar de maravillas como ésa. Cuanto más me sumergía en las profundidades de Myanmar, más me enamoraba de ése país!