dijous, 26 de febrer del 2015

Llegada al centro de meditación Nilambe

Actualización 19 de marzo 2016:

Ya he transferido completamente éste blog a mi nuevo blog www.cintiasloveinaction.com

He puesto mucha energía en él y me encantaría veros por allí.
Os espero con los brazos abiertos!

Cintia


(Entrada escrita literalmente a mi llegada al centro, el dia 14 de febero)

La vida me sorprende a cada paso que doy y cada vez tengo más claro que las casualidades no exiten. Hoy era un día emocionante para mi pues estaba planificada mi llegada al centro de meditación “Nilambe” antes de empezar mañana un retiro de 9 días. Estar hoy aquí es una de las primeras cosas que planifiqué antes de hacer el viaje.

Digo que las casualidades no existen porque lo que me estaba esperando hoy han sido todo un conjunto de oportunidades maravillosas que no tenía para nada previstas.

Cuando empecé a preparar mi viaje hace más de dos meses, supuestamente había hecho ya la reserva en el centro y supuestamente ya sabían de mi llegada. Digo “supuestamente” porque ha habido una confusión que no he sabido hasta hoy, pero dicha confusión me ha traído un regalo maravilloso.

Resulta que en la web de Nilambe aparte de toda la información sobre el centro, cómo registrarse para los próximos retiros, información, horarios, etc... hay información sobre una casa que alquila habitaciones junto al centro de meditación y yo, sin aún saber como llegué hasta allí, contacté con la dueña de la casa. Le pregunté si podía asistir al retiro del 15 al 24 de febrero, si tenían plazas... y ella me dijo que sí. Lo que yo no sabía es que la casa es independiente del centro y que los del centro no habían recibido mi solicitud formal para asistir al retiro.

El caso es que éstos días me escribió Shamini, la dueña de la casa, para confirmar mi llegada, y yo pensando que era alguien del staff de Nilambe, le dije que sí, que por supuesto.

La historia ha ido creándose por sí misma, por todo un conjunto de hechos. Resulta que yo hoy estaba alojada en un hostal en Peradeniya, cerca de Kandy, y Shamini y su marido tenían que pasar por allí para ir a Nilambe. Ellos muy amablemente se han ofrecido para pasar a recogerme, así me ahorraba el trayecto en bus y en tuk-tuk ya que queda un poco lejos, a unos 20 km, con un trayecto considerable montaña arriba.

Casualidades de la vida, la dueña del hostal donde he estado hospedada yo éstos días (Hillcrest Hantana Guesthouse) es la hija de la hermana del marido de Shamini...

La situación era un tanto peculiar porque han pasado a recogerme los dos con su hija de 14 años. Yo no entendía nada porque él me decía “You will stay in the house with Shamini”... (“tu estarás en la casa con Shamini)... Seguía sin entender nada... pero no era eso un centro para muchas personas? Acaso no iba a haber más gente en el retiro? Y dónde iba a estar el resto de la gente?

Como decía, no entendía nada, pero todo era muy normal y fluía con mucha armonía. Ellos son un matrimonio adorable y he sentido que me pasaban a recoger por la estación como si fuera una hija más. En el trayecto en coche hacia el centro de meditación hemos ido charlando, conociéndonos y es como que ha empezado a establecerse una buena relación entre nosotros. Pero yo aún tenía que ver que relación tenían ellos con el centro y acabar de entender la trama de esa historia...

El camino montaña arriba era fascinante, selva pura y campos de té de un color verde esplendoroso iban alimentando mi ilusión y ya empezaba a darme cuenta que ése era el lugar que justo deseaba. Yo les iba contando que iba buscando un lugar para meditar, para relajarme, para tener tiempo para escribir... y ellos me iban diciendo que entonces estaba en el lugar perfecto para mí.

Al llegar arriba de la montaña las vistas eran espectaculares. Hemos pasado por delante del centro de meditación y a unos 300m había una casa preciosa en medio de aquel paisaje idílico. Era su casa. Una casa grande, con porche, con vistas al valle, las montañas y los campos de té. Su estructura me recordaba a esas casas de estilo colonial rodeadas de un bello jardín y ya me veía allí en el porche escribiendo, leyendo y contemplando la puesta de sol...

Algo me decía que aquel iba a ser mi lugar durante el retiro. Empecé a darme cuenta que Shamini y su marido eran dueños de esa preciosa casa y que aunque tenían una estrecha relación con Nilambe, pues llevan 25 años viviendo allí y los campos de té que había a la vista eran de la familia de Shamini, eran independientes. Pero la situación se prestaba a que yo podría dormir en la casa y participar en el retiro justo a unos metros de allí... la combinación perfecta.

Al entrar a la casa, ver la preciosidad del lugar, con grandes cristaleras que daban a la montaña y los campos de té mientras el sol entraba dentro pensé... “Ahora me van a pedir una fortuna por estar aquí” Pero resulta que no... primero que no hablaban de dinero. Yo les insinuaba que me encantaba el lugar y que me encantaría alojarme allí pero que todo dependía del precio... Y no había manera de que me dijeran un precio. Finalmente Shamini me ha dicho que no le importaba el dinero, que podía quedarme si me gustaba y que le diera lo que quisiera... ella me había hablado del precio antes pero supongo que le caí bien a la mujer...
Cómo? Estaba alucinada, sorprendida, maravillada!!! Un matrimonio super amable que apenas me conocía me estaba ofreciendo su idílica casa a cambio de nada? Si, a cambio de algo, está claro... Yo le comentaba que en el otro hostal que estaba pagaba 1.100 rupias srilankesas (unos 7 euros) y ella insinuaba que no hacia falta tanto, que le diera menos... vamos... un regalito que me ha hecho la vida!!

Han empezado a venirme a la cabeza un montón de preguntas acerca de la vida, del destino, de las casualidades, de los hilos que mueven nuestra existencia... he empezado a comprender que ésto que me ha pasado hoy es un ejemplo de cómo puede llegar la abundancia a nuestra vida. Llevo tiempo trabajando la abundancia y pidiendo abundancia al universo... En muchos libros siempre dicen: “Pide abundancia, creéte que te va a llegar pero no esperes saber cómo se las arreglará el Universo para que te llegue, eso déjaselo a él, no es asunto tuyo”.

En éste caso la abundancia no se me ha manifestado con un cheque de dinero en mi cuenta bancaria, o con un billete de 500 encontrado por la calle, sino en un corazón generoso que me abre las puertas de su casa para disfrutar de la estancia en esta experiencia de hacer un retiro de meditación, tan importante para mi, a cambio de un precio simbólico.

Me he instalado en uno de los sofás del comedor temporalmente. Mañana cuando se vaya una pareja de alemanes (uno de los profesores del retiro y su mujer) pasaré a dormir a una de las habitaciones que tienen con vistas a los campos de té y vistas al jardín. La habitación es grande, con lavabo propio, equipada con mesitas, tocador, armario... es una habitación bella, hermosa, con una cama grande y sé que mi estancia aquí será inmejorable...

Tres horas más tarde de haber conocido a esa pareja me encontraba haciendo una pequeña siesta en un acogedor sofá-cama que había en el comedor, con unas vistas espectaculares mientras el sol entraba en la estancia. Mientras, Shamini dormía también un rato en su habitación. Un aire de absoluta normalidad se respiraba en el ambiente y yo me sentía como una hija adoptada y mimada con sumo cariño... La emoción ha sido inmensa y apenas podía dar crédito ante tanta “suerte” por poder estar aquí.

Digo “suerte” porque estando en casa de Shamini voy a poder gozar de una comodidad y de ciertos pequeños “lujos” como tener agua caliente, luz, una buena cama grande donde dormir, una habitación espaciosa para mi sola, más libertad... que si estuviera alojada en el centro no tendría por la austeridad que implica alojarse en lugares de retiro y ashrams donde las comodidades son mínimas o más básicas.

Un rato después de habernos instalado, hemos visitado el centro de meditación y hemos comido allí con el resto de personas. Ha sido un primer contacto con éste lugar remoto de Sri Lanka que parece está hecho a medida para mi, pues todo lo que veo despierta mis sentidos y me hace sentir viva...

El centro, ubicado en medio de la selva, rodeado de naturaleza, jardines y unas vistas preciosas me ha encantado nada más entrar. El silencio reina por todos los rincones y es un lugar privilegiado donde puedes sentir el agua de una fuente que cae, el croar de las ranas en un estanque, el canto de los pájaros, el sonido de las hojas que se mueven con el viento... y disfrutar de esas vistas magníficas donde las montañas se pierden en el horizonte y donde el sol lo baña todo con su luz.

Empecé a conocer poco a poco a Shamini y se ve que la conocen desde hace años pues a menudo pasa allí el tiempo asistiendo a retiros y a las meditaciones, así que va a ser en parte una compañera para mí...

Siento un gran agradecimiento hacia la vida por esos pequeños regalitos que me va haciendo y que van alimentando mi existencia. Hoy he visto la puesta de sol desde el porche de ésta casa que será “mi casa” durante los próximos días y ha sido como saborear un pedacito de cielo.

Con infinito agradecimiento me voy a dormir. Tan solo son las 21:15h pero mañana a las 4:30 suena el despertador porque a las 5:00 empieza la meditación de la mañana. Empiezan unos días especiales donde voy a tener que adaptarme a un ritmo diferente, levantándome pronto y siguiendo un programa bastante estricto, pero que lo acojo en mí con suma gratitud y felicidad por estar aquí.

Ya os explicaré la experiencia del retiro. Seguro que tendré mucho que contaros en los próximos días.

Gracias por leerme y gracias por estár ahí, dondequiera que estés...

Un fuerte abrazo,

Cintia

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