dijous, 2 d’abril del 2015

Fishermen en Sri Lanka, una tradición corrompida por el dinero

Actualización 19 de marzo 2016:

Ya he transferido completamente éste blog a mi nuevo blog www.cintiasloveinaction.com

He puesto mucha energía en él y me encantaría veros por allí.
Os espero con los brazos abiertos!

Cintia


Todos buscamos un cliché que tenemos en mente cuando viajamos, “clichés” que hemos ido almacenando a través de imágenes que hemos visto por la tele, en películas y revistas o por escenas y relatos de novelas que hemos ido leyendo.

Por ello, si vas de viaje a Egipto lo que más quieres ver son las pirámides, si vas a Perú subirás a Machu Pichu, si vas a París saldrás al encuentro de la Torre Eiffel o si vas a Grecia harás la visita obligada al partenon… no?

Yo tenía dos clichés sobre Sri Lanka antes de mi viaje, uno era el de los campos de té y el tren viajando a travéy el otro era el de los pescadores subidos sobre sus estacas en la zona del sur.


El primero superó mis expectativas de largo pues he disfrutado muchísimo de esos campos de té y de esos viajes de tren tan auténticos, pero el segundo me ha decepcionado bastante. Es la sensación de tener algo idealizado y ver que luego no se corresponde con la realidad.

Mi experiencia

Cuando estuve en Unawatuna un día cogí un tuk tuk para ir a hacer un pequeño tour por los lugares de interés más importantes de los alrededores. Una de las cosas más atractivas (y más turísticas también) era ir a ver los susodichos pescadores que tanta ilusión me hacía ver. Me los imaginaba  a todos subidos sobre sus estacas, pescando de verdad al amanecer, al atardecer o en cualquier otro momento del día.

Cuál fue mi sorpresa cuando llegamos a un trozo de playa cerca de la población de Kogalle y no vi a ningún pescador pescando, sólo había un grupo de hombres allí sentados “esperando” a que fuéramos llegando turistas. Cuando llegué y vi aquello me quedé un poco petrificada, pues la situación era bastante incómoda. Uno de ellos vino hacia mí y me preguntó: “Photo?” Yo me quedé parada, pensativa, sin apenas saber que responderle. Mi primera reacción fue responderle que NO, que no quería ninguna foto… Le dije: “I don’t know if I want a picture”(No se si quiero ninguna foto…) . “How many?” (Cuántos?)  me preguntó refiriéndose a cuántos hombres quería que salieran para la foto. Le pregunté: “How much?” (Cuánto es?) y él me dijo “Depend how many” (Dependiendo de cuántos hombres salgan en la foto). Ok…. La cosa estaba clara, a más hombres en la foto, más dinero.  Mmmmm… la situación no me gustaba nada… no era que tuviera que darles dinero, pues eso ya se sabe y cuando viajas te pasa a menudo, era más la situación violenta de ver que aquello era un puro teatro y si quería tenía que pasar por el tubo.



Finalmente me pidió 300 rs por uno en la foto. Como? Le dije que no… que 300 rs era demasiado. Yo ya sabía lo que podía pedirle y sabía que me estaba intentando subir el precio. Le dije que 200 rs y aceptó. Así pues, ese hombre con el que había estado hablando cogió su pañuelo y se lo puso en la cabeza, se vistió con su ropa adecuada, cogió su caña de pescar, se metió en el agua y subió a la estaca.
Durante unos minutos estuvo haciendo ver que pescaba mientras yo tomaba algunas fotos. No vamos a negar que las fotos son bonitas, que a mi me encantaba esa imagen que estaba viendo y que de algún modo me quité el gusano de encima, pero también debo reconocer que la situación no era ni de largo lo que esperaba…

Tradiciones que cambian

Asistí a una escena de cine, donde los actores representan muy bien su papel. Pese a todo, entiendo perfectamente los motivos por los cuáles esos tradicionales pescadores que habían  ido transmitiendo su oficio de generación en generación ahora lo hacen para hacerse fotos a cambio de dinero, no ya como fuente de ingresos. Es obvio que de esta manera trabajan mucho menos y ganan mucho más.


Yo no soy pescadora, pero puedo imaginar lo duro que debe ser ese oficio. Levantarse a horas intempestivas por la mañana, meterse en el agua fría muchas veces con la mar agitada, con lluvia o frío… pasarse largas horas allí dentro tal vez sin pescar nada y luego ver que todas las horas que te has pasado allí tampoco te da el dinero que necesitas para vivir dignamente. Seguramente todos haríamos lo mismo.

Reflexión sobre el dinero…

Esa escena me hizo reflexionar acerca del tema del dinero, una vez más el dinero es el eje a través del cuál gira la vida de muchas personas. El dinero no es bueno ni malo, simplemente es y no negaremos que es necesario para vivir y tener una vida digna. Simplemente me vinieron a la mente muchas reflexiones acerca de cómo el modelo capitalista se está imponiendo fuertemente (o ya lo está) por todo el mundo, incluso en poblaciones o “tribus” rurales y ancestrales que han subsistido toda la vida en base a unas reglas de comercio e intercambio y ahora están transformándose y “yendo detrás del dólar” también.


Está claro que somos nosotros los occidentales quienes hemos creado esta cultura del  valor del dinero como fuente principal de intercambio y la creencia de que el dinero es “lo más valuoso e importante” para el ser humano. Detrás de esa creencia hay una gran trampa y la causa de mucha infelicidad cuando uno se descuida de otras cosas que no se pueden obtener con dinero… pero no podemos negar el acceso a una sociedad de bienestar a aquellas economías y sociedades emergentes que también aspiran a una vida diferente y “mejor”. Lo que ellos no saben es que ésta sociedad basada en el capitalismo es una sociedad condenada a la autodestrucción y que es un modelo que debemos empezar a replantearnos por lo devastador que es para el ser humano y el medio ambiente. Lo que ellos no saben es que los occidentales volvemos a nuestras raíces, esas que ellos, los orientales nos aportan con su historia, su cultura y su sabiduría ancestral…

Como sociedad sabremos encontrar el equilibrio entre oriente y occidente?


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